
Por favor, el dolor es dolor
febrero 6, 2025
Entiendo bien que el dolor duele.
Que quema, mucho, más de lo que hubiésemos imaginado la mayoría de veces, más de lo que nunca hubiésemos pensado que nos iba a tocar vivir, y desde luego, mucho más el emocional que el físico, por lo menos en la mayoría de los casos.
Entiendo que en una tentativa de reconciliarse con él, lo narremos quitándole importancia, centrándonos en lo que hay después del dolor, esa supuesta transformación maravillosa que va a hacer que todo valga la pena. Puede que si, y puede que no…
lo que sí es claro, es que duele. Y duele, y ya.
Y hace parte de la vida, si. Y es un maestro, si. Y te marca direcciones y te da lecciones, si. Pero que duele, también. Y en cuanto duele, quema, como el fuego, y se siente, como el infierno y no, no es placentero, no, no te alegras de vivirlo y si, sufres.
Si es cierto que si te resistes a vivirlo, si no lo aceptas y lo atraviesas, duele más. Hay muchas profundidades que el dolor puede alcanzar, y en ese pulso, el dolor tiene las de ganar. Hay que atravesarlo si, pero prepárate, porque va a doler.
Puedes anestesiarte si, pero eso tampoco es una buena opción a medio y largo plazo, porque te pierdes el aprendizaje; pierdas la oportunidad de hacerte más fuerte, que es consecuencia natural de atravesar la fuerza del dolor. Y a la próxima, estarás no más resiliente, sino más débil. Y en lugar de dolerte menos, te dolerá más.
Por favor, la vida no es disneylandia.
Dejemos de edulcorar todo, dejemos de evitar pasar el pasaje del dolor, porque el precio de no pasarlo y aceptarlo, es más alto que vivirlo con humildad, abrazándolo y sintiéndolo en cuanto está, dejándolo ir cuando desaparece.
Hay mucha información en el dolor, y es terrible y también preciada, preciosa, importante, trascendente, es un portal de ascensión. Pero doler, si, doler duele. Duele y punto. Ten paciencia, esto también pasará.